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sábado, noviembre 10, 2007

OpenSolaris, aquel gran desconocido

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De los sistemas libres conocemos a GNU/Linux, pero la gran mayoría de los usuarios desconocen aún a este Unix con mucha solera y que goza de fama de robustez, estabilidad y seguridad como el que más: se trata de Solaris, el Unix de Sun Microsystems encarnado en una versión libre conocida con el nombre de OpenSolaris.
En contra de lo que mucha gente cree, podemos considerar a OpenSolaris como un sistema operativo libre al encontrarse éste bajo licencia CDDL -basada a su turno en la licencia de Mozilla-, la cual es considerada como una licencia libre con todas las de la ley por la Free Software Foundation* y la OSI (Open Source Initiative), las dos máximas organizaciones en cuestiones de software libre.
Un problema que muchas personas pueden ver cuando se dirigen al sitio web de OpenSolaris para descargarlo e instalarlo es que no existe una distribución o un sistema estándar, si no que el proyecto genera código que después es utilizado por diferentes entidades para crear sus propias distribuciones. Así, nos encontramos con productos como Nexenta, Belenix o SchilliX para probar y utilizar este sistema operativo.
No obstante, y sin lugar a dudas, las distribuciones más recomendables son las creadas por Sun Microsystems, que incluyen además productos de valor añadido. Estas distribuciones se encuentran disponibles bajo el nombre común de Solaris, y podemos encontrar versiones optimizadas para desarrolladores u otros tipos de mercado.
Una de las principales ventajas que tenemos al correr Solaris es su probada estabilidad y robustez, ya que es un producto que cuenta con unos quince años de historia que llegan hasta los veinticinco contando con su predecesor SunOS, por lo que es una tecnología sobradamente probada. Otras ventajas consisten en la posibilidad de ejecutar aplicaciones binarias compiladas para Linux sin tener que recompilarlas (Solaris Containers), o el sistema de ficheros ZFS para grandes discos y que incorpora gestión de volúmenes.
Gracias al proyecto OpenSolaris, Sun Microsystems llevó a cabo con su sistema operativo una operación idéntica a la que Netscape hizo con su navegador (y que a la postre dio origen a Mozilla, la Fundación homónima y Firefox entre otros productos), y también a la que la misma Sun hizo con StarOffice y que desembocó en la creación de OpenOffice. Es por ello que Solaris/OpenSolaris cuenta con una amplia comunidad de desarrolladores y usuarios, ya que además de encontrarse disponible para sistemas servidores, es también una excelente opción en el terreno de los desktop.
Fiabilidad, estabilidad, robustez y seguridad son las claves de este sistema operativo muy desconocido para el gran público pero que puede perfilarse como una muy buena alternativa a GNU/Linux, especialmente en ambientes corporativos, ya que además cuenta tras de si con una destacada empresa en el sector informático que tiene en su haber una dilatada historia, una experiencia sin parangón y un conjunto de herramientas y recursos tecnológicos dignos de envidia por parte de otras grandes del sector.
* pese a que esta entidad la declara incompatible con la GPL


FreeBSD, una alternativa a Linux que abraza desde los servidores hasta los desktop

Es tal vez junto a Solaris/OpenSolaris la segunda opción detrás de Linux en el ecosistema de los Unix, y uno de los preferidos para grandes servidores y entornos donde abundan las soluciones de virtualización. Se trata de FreeBSD, un sistema cuya historia se remonta a 1993.
Siempre más críptico y arisco que su primo-hermano del pingüino, FreeBSD (que por cierto tiene como mascota a un pequeño demonio de color rojo) ha tenido menos impacto a nivel de usuario final pero también es cierto que es muy conocido a nivel del informático profesional y, excepcionalmente, en los centros de datos.
Sus principales virtudes se resumen en una estabilidad a prueba de bombas y a una seguridad extremadamente alta que comparte con el resto de componentes de la familia BSD, NetBSD y OpenBSD, aunque sin llegar a los extremos de éste último que ha sido prohibido en varias convocatorias de concursos de hacking por ser virtualmente invulnerable, y que aún hoy detenta el récord de ser el sistema operativo con una instalación por defecto sin errores explotable remotamente conocidos durante más tiempo; y no hablamos de días, semanas o meses, si no de años, un lapso de tiempo asociado con una eternidad en términos de tecnología.
Sin llegar, pues, a los niveles de paroxismo de su primo OpenBSD, la seguridad de FreeBSD ha sido calificada por muchos incluso como mejor que la de Linux, de aquí que sea uno de los favoritos para montar un servidor web o de correo electrónico, y que los grandes sistemas servidores y software de virtualización proporcionen soporte para él cuando no es habitual que lo hagan con otros sistemas más desconocidos.
Existe una distribución oficial de FreeBSD, que en el momento de escribir estas líneas se encuentra a caballo entre las versiones 6 y 7. Esta distro (pese a que en el entorno BSD se llaman forks a lo que en Linux se conoce como distribuciones) posee todo lo necesario para ser multifuncional, siendo válida para su instalación desde un servidor hasta un entorno de escritorio, pues dispone también del entorno KDE y es modular, pudiendo prescindir de él y trabajar solamente en línea de comandos.
Pero si lo que queremos es “atacar” a este sistema operativo desde cero para probarlo y evaluarlo, tal vez lo mejor es que empecemos por alguna versión que nos simplifique esta tarea, ya que -y no lo digo sólo yo, si no que es una opinión compartida con muchos expertos- el proceso de instalación del sistema no es lo que podríamos calificar precisamente como para novatos.
PC-BSD puede solucionarnos esta papeleta. Tan simple de instalar como cualquier gran distribución de Linux o un Windows, está basado en FreeBSD pero con la adición de las herramientas necesarias para ser un perfecto, seguro y estable desktop. Además, ha tomado prestada la idea base del CNR de Linspire/Freespire de proporcionar un conjunto de aplicaciones instalables de una forma muy simple, olvidando dependencias y otros métodos que requieren retocar ficheros de configuración o recompilar el programa, que a veces son simples pero asustan al usuario final sólo con verlos. En el caso de PC-BSD, este sistema de paquetes se llama PBI.
La disponibilidad de software en el sistema PBI es amplia, pese a que las diferentes ramas de BSD siempre han ido un paso por detrás de Linux en ports de las aplicaciones de escritorio.
En su versión 1.4, además, PC-BSD incluye también los drivers propietarios de las tarjetas de vídeo ATI, con lo que se encuentra a punto para lidiar con la más moderna tecnología de aceleración por hardware.
Para aquellas empresas que puedan tener desarrollos hechos a medida en Linux u otros Unix, deben pensar que FreeBSD (como cualquier otro BSD) es al tiempo también un Unix, por lo que la migración y adaptación de cualquier software es relativamente trivial.
En definitiva, FreeBSD es un sistema operativo altamente confiable y que nos puede suponer una alternativa incluso al clásico alternativo por excelencia: Linux. Con sus virtudes y sus defectos (aunque desengañémonos, más de los primeros que de los segundos) se encuentra cada día más accesible gracias a iniciativas como PC-BSD.